El Club América no bajó la guardia en la Fecha FIFA: viajó a Estados Unidos para medirse al DC United y mantener el ritmo competitivo. Con el Clásico Nacional a la vuelta de la esquina, el amistoso sirvió para probar sociedades, ajustar automatismos y medir respuestas de la banca.
Pese a un arranque con chispazos de Allan Saint-Maximin, las Águilas se vieron abajo. El rival plantó un bloque bajo difícil de romper, obligando a América a circular con paciencia y a lastimar por fuera. El empate parcial llegó de la forma menos esperada: un autogol empujado por la presión azulcrema.
El centro de Kevin y la presencia de Henry: la jugada que cambió el pulso
Al 53’, América hiló una posesión limpia que activó a Kevin Álvarez por derecha. El lateral explotó el carril y metió un centro tenso al corazón del área. Henry Martín atacó el primer palo y, con su simple arrastre, forzó el error del defensor: autogol. Sin firmar la anotación, el capitán condiciona la jugada con lectura y tiempo de ataque.
La secuencia explicó la ruta de daño: amplitud por banda, centro agresivo y un 9 que fija, intimida y decide espacios. Más allá del marcador, el mensaje táctico quedó claro para el Clásico: si el balón viaja rápido a la zona de definición, América hace daño.
¿Qué pasó en la banda izquierda? El lance que reabrió una discusión
Instantes después, un desajuste en la banda izquierda volvió a poner cuesta arriba el trámite. El americanismo señaló el detalle defensivo: orientación corporal, timing del cierre y lectura del segundo poste. La comparación con el nivel de Cristian Borja, hoy en alza, se instaló de inmediato.
La consecuencia para Jardine es directa: el amistoso dejó evidencia útil para decidir la estructura del once. Kevin ofrece volumen ofensivo y Henry condiciona áreas; por izquierda, la competencia interna exigirá partidos sin baches para sostener la titularidad. En semanas de alta exigencia, cada cierre, cada centro y cada lectura cuentan.