La historia de América esta basada en gran medida por los logros que ha conseguido, los títulos levantados y las proezas que ha escrito a lo largo de sus 105 años. Sin embargo, ha habido momentos complicados, como la sequía de 13 años que transcurrieron entre 1989 y el 2002, cuando le pusieron fin a esa maldición al vencer a Necaxa en la Final del torneo de Verano.
Hoy, a dos décadas de ese logro, Christian Patiño platicó con Águilas Monumental para rememorar lo vivido en ese entonces y lo relevante que resultó en su carrera no solamente haberse formado como jugador en Coapa, también haber sido parte de una generación que consiguió lo que muchas otras no.
“20 años no es nada. 20 años después de haber sido campeones con América en el 2002 es algo que pareciera que fue ayer, es un grato recuerdo de uno como jugador y profesional del futbol, más que fue con América después de 13 años que no quedaba campeón. Es el orgullo de haber portado la camiseta de América, ser parte de ese grupo de hombres, gente que la peleó y la logró, gente que pusimos orgullo, dignidad deportiva y lo que se debe poner dentro de una cancha. Ser parte de ese grupo es un orgullo, me siento satisfecho por haber estado ahí, por lo que logré como jugador en lo individual y colectivo. Mucha gente se involucró con ese título y no fue cualquier campeonato, mucha gente lo recuerda porque había una sequía de 13 años en donde América no había logrado ese objetivo. Es mucho orgullo y cariño para la institución, fue una familia que se hizo ese año y los jugadores que estuvimos ahí sabemos lo que se sintió”, compartió.
La presión que se vivía en ese entonces en el seno milloneta era mayor de la que habitualmente existe. 13 años sin salir campeones era una carga cada vez más pesada; sin embargo, Patiño confesó que inicialmente, la prioridad para ellos era la Copa Libertadores, aunque con el correr de los partidos todo cambió.
“Ese año hicimos un recuento. Realmente Lapuente pensaba más en ir por la Copa Libertadores, él decía que quería ser campeón de la Copa Libertadores, que íbamos bien embalados; la Liga se fue dando y embonando, había mucha ilusión de ir por la Libertadores, pero con el paso de los partidos y los resultados buenos que se fueron dando, al final América se enfocó más en la Liga que en Libertadores. Había mucha presión por la parte de la directiva a jugadores que no eran los grandes nombres que hubo en su momento con América, los respeto mucho, pero no tuvieron la dicha de ser campeón con América. Ese año había mucha presión por esa parte donde ya se exigía mucho el campeonar, poner ese extra para lograr ese campeonato que poco a poco se dio”, recordó.
ECHARON AL LÍDER EN CUARTOS DE FINAL
Ya instalados en la Liguilla, La Piedad fue el primer rival que enfrentaron. Contrario a lo que suele suceder, América no era favorito dado que los Reboceros terminaron como líderes generales y eran el equipo sensación del certamen. Además, para Christian reveló que fue un juego de sensaciones encontradas porque un año antes él había ayudado a ascender al cuadro michoacano.
“Un año atrás fui campeón con La Piedad y ascendimos a ese equipo. Me tocó meter 40 goles en un año, el torneo anterior tuve el campeonato de goleo y ahí fue cuando América volteó hacia los jugadores que tenía prestados, uno de esos era yo. Cuando regreso a América, Pérez Teuffer me dijo: ‘Pato, vienes de ser campeón de un equipo de un pueblo; esto es América, es todo México y hay que ser campeón con América’. Nos dimos la mano y adelante, Dios puso los medios. Al final todo se da, Dios te pone los momentos para lograr los objetivos”, expresó, al tiempo de puntualizar en como fue aquella eliminatoria contra el primer lugar general.
“Ellos eran favoritos, tenían un gran equipo; América no era el favorito para lograr ese campeonato. Al momento de que llega La Piedad al Azteca y a la segunda jugada metí gol y al final acabamos 3-1 en casa. Fuimos a La Piedad y me toca meter el primer gol también, acabó todo 6-2. Imagínate que América le meta seis goles al primer lugar, pero el escudo pesa, la camiseta pesa, lo que es América pesa; el jugador tiene que saber sentir esos colores, donde está parado y para quien porta la camiseta. Si te pones la camiseta de América, tienes que saber que hay que trabajar para demostrar que por algo estás en ese equipo”, comentó.
UNA SEMIFINAL INOLVIDABLE
Para la Semifinal, América se enfrentó a Pumas y simultáneamente tenían los Cuartos de Final de la Copa Libertadores frente a Morelia. La serie resultó emotiva y motivante para Patiño por el hecho de cerrar en Ciudad Universitaria, escenario al que recordó haber dejado en silencio con el gol que le dio el boleto al ave para la Final.
“Con Pumas el primer partido fue en el Azteca. Ahí Lapuente decidió no meternos como a ocho jugadores porque íbamos a jugar Cuartos de Final contra Morelia y nos descansó, metió a los chavos que no venían jugando, quedó 0-0 el partido en el Azteca. Fuimos a CU, una de las canchas donde más pesa la afición y hacen valer la localía; ese día fue impresionante porque metió un autogol Miguel España, luego Karucha (Müller) anotó y estaba Pumas adentro. Faltando 20 o 25 minutos la afición estaba a tope de alegría por ver a Pumas en la Final y América volver a lo mismo de no campeonar, lo decepcionante de no lograr los objetivos. En eso, el Pájaro Ríos mandó un centro por el lado derecho, me di una vuelta por Miguel España para ganarle la espalda, cuando quiso arrancar yo ya estaba delante de él y nada más toqué la pelota a un lado del portero para meter el 2-1. Imagínate meterle gol a Pumas en CU, en una Semifinal, dejar callado a todo el estadio, tristes. América gozó llegar a una Final después de mucho tiempo. Lo disfruté mucho, la verdad”, expuso.
NECAXA YA SE SENTÍA CAMPEÓN Y LOS DABA POR MUERTOS
La Final fue sumamente complicada. América tuvo que venir de atrás luego de perder la Ida por marcador de 2-0, resultado que hizo sentir a los Rayos que la serie estaba liquidada. Así lo confirmó Christian Patiño, quien aseguró que los rojiblancos ya incluso pensaban en fiestas y premios.
“El primer partido se perdió 2-0 y era algo muy triste para lo que habíamos hecho y logrado. Me tocó ese día el doping y vi venir del vestidor a Justino Compeán con alguno de los jugadores diciendo que les iba a dar, donde iba a ser la fiesta. Nosotros nos concentrábamos en Sumiya y mi mente estaba creando esa parte de decir que ellos estaban confiados y convencidos de que iban a ganar, pero pedí a Dios que nos diera la posibilidad de conseguir la remontada y ver qué pasa”, aseveró.
Ya para la vuelta, Patiño se encargó de hacer el gol que metió a las Águilas en el juego. La anotación suya en el segundo tiempo encendió la esperanza de remontarle a un equipo que se caracterizaba por defender por nota, pero para el entonces 27 americanista representó una descarga de emociones.
“En el segundo tiempo salimos a pelearla, a lucharla, no se nos daba. Lapuente metió a Zamorano, hizo un movimiento por un costado y el Gringo mandó un centro, nunca dejé de ver la pelota y casi en la línea el defensa se confió y cuando volteó, estaba yo saltando, pegándole la pelota. Al momento de que meto el gol me salen los sentimientos encontrados, la alegría, escuchar a todo un estadio, ver a la afición cantando el ‘Vamos América’, meter un gol en un momento crucial luego de que no se veía por donde se le pudiera hacer una anotación a Necaxa. Ahí saqué toda la euforia de decir que sí se puede, que estábamos a un paso. Todos sentimos ese gol, hay gente que me ha contado que con ese gol lloró porque creían que el club podía lograr algo importante después de mucho tiempo”, relató.
¡EL AMÉRICA ES CAMPEÓN!
En los tiempos extra, Hugo Norberto Castillo se encargó de anotar uno de los goles más importantes en la historia del Club América. Patiño lo vio en primera fila, estaba junto a Nicolás Navarro a la hora de que la pelota entró al arco y ahí, vio cristalizada una noche inolvidable tanto para él como para el americanismo.
“Antes de eso hubo un tiro de esquina que anularon el gol. Cobro el tiro de esquina, Zamorano cabecea y lo anulan, pero por ahí ya iba la cosa. Hugo metió el gol, yo estaba casi a un lado del portero buscando que pasara algo. Te cae todo, la ilusión, el trabajo, el esfuerzo que se vio reflejado en ese gol. Castillo anotó y el América era campeón, imagínate, ser campeón con América, el objetivo que la directiva pidió, que necesitaba el club, la afición, la gente que trabaja en Coapa. Toda la gente ilusionada, emocionada, la afición en Los Mochis llegaba a mi casa a pedir un autógrafo, me llenaron la casa, son cosas que no se olvidan”, sentenció.
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