El arribo de La Volpe no modificó demasiado: sigue siendo un equipo mezquino y sin ideas.
Con la partida de Ignacio Ambriz y la llegada de Ricardo La Volpe muchos pensaban que el problema estaba solucionado. Muerto el perro se acabó la rabia, como dice el refrán. Pero nada que ver. La realidad está lejos de eso… América sigue siendo un equipo que no se sabe a qué juega, que por momentos es demasiado defensivo y no arriesga, y los resultados medianamente se van dando. Al menos el Bigotón continúa invicto.
Lesionados, disputas públicas innecesarias… Todo influye.
Es cierto que el extimonel del Tri está hace menos de dos meses y no se le puede exigir que le dé una forma a un conjunto que venía muy mal futbolísticamente, pero sí hay cuestiones demasiado desacertadas: la elección de los ejecutantes de penales, la línea de cinco en el fondo innecesariamente, la soberbia para declarar, la inservible disputa dialéctica con Jorge Vergara que lo único que hace es irritar aún más a los aficionados, la inentendible no entrada de Osvaldo Martínez en un juego decisivo, el ingreso tardío de Renato Ibarra…
Un equipo demasiado defensivo y mezquino.
Para colmo el plantel en sí permanece atrapado por las lesiones que no le permiten tener un recambio interesante y la impaciencia en un semestre crucial como el del Centenario empeora todo.Lo único positivo es que falta demasiado para las instancias finales en la Liga y para el Mundial de Clubes. Calma, aún se está tiempo de revertir la situación.
Foto: Mexsport.