El Club América ha tenido grandes delanteros a lo largo de su historia, pero pocos dejaron una huella tan profunda como Christian “Chucho” Benítez, quien brilló con las Águilas. Consciente de que Benítez podía salir del equipo, la directiva azulcrema buscó un reemplazo y apostó por Narciso Mina, un goleador ecuatoriano que llegaba con grandes expectativas tras su paso por el Barcelona de Guayaquil.

Mina aterrizó en Coapa con la misión de reforzar un ataque en el que ya estaban Raúl Jiménez y el propio Benítez, pero su historia en el América no terminó como él hubiera esperado. Aunque fue campeón en su primer torneo con las Águilas, su rendimiento fue de más a menos, y terminó saliendo por la puerta de atrás en medio de una polémica con el club y Miguel Herrera.

El tenso paso de Narciso Mina por el América

Narciso Mina llegó al América para el Clausura 2013 con el cartel de goleador, después de haber sido el máximo anotador en Ecuador. Sin embargo, le costó adaptarse al futbol mexicano y tuvo una participación limitada en su primer semestre con el equipo, aunque terminó levantando el título de Liga MX tras la histórica final contra Cruz Azul.

Se hablaba de Narciso Mina como el reemplazo de Benítez en el América (Imago 7)

El problema llegó cuando Christian Benítez dejó al equipo. Se esperaba que Mina asumiera el rol de goleador del América en el Apertura 2013, pero no estuvo ni cerca de llenar ese vacío. En la final contra León, su actuación fue muy criticada y su nivel generó dudas entre la afición. Pero lo que pocos sabían es que detrás de su bajo rendimiento había un problema físico que empeoró su relación con el club.

El América obligó a Narciso Mina a jugar lesionado

Tiempo después, Narciso Mina reveló que su paso por el América estuvo marcado por una grave lesión que requería cirugía. Sin embargo, el cuerpo médico del equipo optó por infiltrarlo y hacerlo jugar, lo que afectó seriamente su rendimiento y condicionó su desempeño dentro del campo.

Narciso Mina solo jugó dos torneos con el América (Imago 7)

Su relación con Miguel Herrera se deterioró rápidamente, y para el Apertura 2013 pasó de ser una opción recurrente a quedar relegado a la banca. Al término del torneo, el América lo vendió al Atlante, cerrando así una etapa complicada en su carrera. La afición nunca lo consideró un digno sucesor de Benítez, y su salida estuvo marcada por la decepción y el resentimiento hacia la directiva y el cuerpo técnico.