La noche más mexicana de todo el año tuvo un grito ensordecedor desde Filadelfia. Los miles de mexicanos pudieron celebrar el 15 de septiembre con un sonoro "viva" por sus Águilas, pero particularmente por Guillermo Ochoa, quien advirtió que jugaría con el cuchillo y arremangado, como el valiente de la lotería y no mintió. Memo resultó el héroe de la noche que condujo a su escuadra a una nueva definición por un título, mismo que esta vez no quier que se le escape.

La cita de América con el regreso a una Final internacional finalmente llegó esta noche con la visita a Philadelphia Union. Atípicamente, fue hace un mes cuando se jugó el partido de ida de esta eliminatoria y la ventaja de 2-0 obtenida en el Estadio Azteca parecía pintar un panorama alentador para las Águilas, pero no fue del todo cierto.

Los de Coapa tuvieron el control de la pelota y manejaron el juego durante los primeros 30 minutos del juego; sin embargo, cerca del cierre de la primera mitad, el equipo local adelantó líneas, comenzó a ser todavía más intenso, incomodó a los azulcremas desde su salida y empezaron a tocar con insistencia la portería defendida por Guillermo Ochoa. La más clara la tuvo Jakob Glesnes, quien con el arco a su merced y sin marca, no pudo darle dirección de gol a su remate y así, los cremas se salvaban.

 

América había logrado sortear la primera mitad con muchos contratiempos, pero quedaba la sensación que, de seguir así, la eliminatoria que parecía encaminada, podría complicarse más de lo esperado. A sabiendas de eso, Solari hizo su primera modificación y mandó al campo a Nicolás Benedetti en lugar de un Sebastián Córdova que había entrado en fricciones con los jugadores de Philadelphia.

Todos los avisos que Union había dado se prolongaron hasta el inicio del segundo tiempo. América dejó espacios en defensa, los tomaron mal parados y Bruno Valdez cometió un jalón dentro del área que fue sancionado con la pena máxima. La responsabilidad del momento más bravo del juego recaía sobre Guillermo Ochoa y este respondió. Jamiro Monteiro disparó con potencia y el arquero azulcrema se lanzó para tapar la pelota que fue a dar al poste y en el rechace, salió con reflejos felinos para achicar y salvar su arco.

 

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La presión del Union se mantenía a tope y Ochoa seguía en plan de héroe. Esta vez con un manotazo salvador para quitarle de la cabeza un centro que dejaba solo a Kacper Przybyłko y amenazaba con romper el cero. América se mantenía con la ventaja única y exclusivamente por Memo.

Conforme los minutos avanzaban, América se decidió a plantarse bien atrás y contener los embates de Philadelphia. Solari nutrió su muro defensivo con el ingreso de Sebastián Cáceres, con lo que fueron tres centrales para hacerle frente a la intensidad de su rival con poco más de 20 minutos en el reloj y una ventaja de dos goles que cuidar.

Cuando parecía que Philadelphia Union se iría con todo por la remontada y con el momento del juego de su lado, un contraataque finalmente le dio tranquilidad a América. Benedetti recibió la pelota con libertad, condujo y cedió a la pasada de Richard Sánchez, quien le devolvió la cortesía dentro del área. El Poeta definió de primera y contó con la fortuna del desvío de un defensor que dejó fuera de combate a Blake. ¡Gol de América!

Sobre la hora, y con un euqipo norteamericano fulminado en lo anímico, Benedetti se metió hasta la cocina por derecha, sirvió a Henry Martín, quien en la línea de gol no tuvo más que darle el pase a la red y terminar la historia. América dio el grito en Filadelfia, un grito de Final.