La noche de la urgencia llegó para un América que arribó a Torreón necesitado de tres puntos que le evitaran terminar la jornada como último lugar de la clasificación general y de paso, empeorar la crisis de resultados en la que se metió. Para ello, Santiago Solari sacudió su oncena, le movió al dibujo táctico y esperó que esto le rindiera resultados.
Bruno Valdez fue uno de los elementos que volvió a ver minutos con la idea de que fuera un tercer central dentro de una línea de cinco zagueros, pero la mala fortuna estuvo con él cuando un centro de Brian Lozano no pudo ser cortado por Guillermo Ochoa ni por Jordan Silva, lo que propició que ¡la bola siguiera de largo, se estrellara en Valdez y se fuera al fondo del arco. ¡Autogol increíble!
Para beneplácito de los azulcremas, la respuesta vino pronto. Diego Valdés aplicó la famosa ley del ex a los Guerreros y aprovechó una acción en la que Álvaro Fidalgo proyectó a Mauro Lainez, quien por izquierda llegó a línea de fondo para sacar sobre la marcha un centro que el 10 chileno conectó con la cabeza. El empate llegaba con un festejo mesurado del americanista con pasado lagunero.
El partido en líneas generales fue malo. Ambos equipos se llenaron de imprecisiones y provocaron un juego lleno de patadas que entrecortó las acciones; sin embargo, dentro de ese ritmo tan lento como rocoso, llegaron más emociones antes del descanso. Primero fue Matheus Doria el encargado de devolverle la ventaja a los locales con un remate de cabeza en una jugada que suele provocarle dolores de cabeza a los de Coapa como lo es la pelota parada en contra.
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Pese a eso, poco antes del medio tiempo, Salvador Reyes hizo valer una falla de la zaga lagunera en la que Acevedo salió mal y Félix Torres falló al tratar de interceptar un centro de Lainez. En el rebote, Chava le ganó la posición a campos para posteriormente definir con el arco abierto. Los de Millonetas respiraban un poco con la igualada.
Con el complemento en marcha, América se encontró con la acción que le abriría las puertas de la voltereta. La defensa santista cometió dos infracciones dentro del área; primero fue una mano de Rivas tras una recepción con el pecho de Fidalgo, posteriormente vino una falta y ahí Santander decretó la pena máxima.
Sin ser un habitual cobrador de penaltis, Bruno Valdez tomó la pelota y no la soltó. El paraguayo quería sacarse la espina de lo sucedido con el autogol del primer tiempo. Desde los once pasos, pateó con tanta potencia como colocación, la pelota fue a dar cerca del ángulo superior derecho, nada que hacer para Acevedo.
Conforme se acercaba la recta final del encuentro, las Águilas apostaron por cerrar el partido y defenderse sin la pelota, a la espera de algún contraataque en el que consiguieran liquidar el encuentro para llevarse su primera victoria del torneo. Santos, por su parte, intentaría como pudiera el tanto de la igualada. Los dos querían ver de lejos el sótano.
Al final, la apuesta le resultó al ave. La defensa maniató cualquier intento guerrero por empatar el marcador y ocho partidos después, los cremas volvieron a ganar. Santiago Solari respira y con el respaldo del triunfo, empezará a trabajar en la reacción que su equipo tanto necesita en el certamen.