América y Guadalajara mantienen la rivalidad por excelencia en el futbol mexicano. Se trata de los dos equipos más ganadores y populares del país; sin embargo, existe un episodio que marcó la historia para siempre y que estableció una diferencia entre ambos clubes que hasta la fecha prevalece.

Sin lugar a duda, la década de los 80’s marcó un parteaguas en la historia de rivalidad entre ambas escuadras, pero fue ahí donde las Águilas dejaron una herida imborrable sobre su acérrimo rival al grado de considerarse la tarde más gloriosa en la institución.

La Final de la temporada 1983-1984 puso frente a frente a azulcremas y rojiblancos. Había cuentas pendientes por lo sucedido en la Semifinal de la campaña anterior en donde el Rebaño eliminó a unos Millonetas que eran favoritos. El plantel dirigido por Carlos Reinoso no olvidaba lo sucedido y no estaba dispuesto a permitir que la afrenta se repitiera.

Los diarios resaltaron el título de América sobre Chivas.

El partido de ida jugado en el Estadio Jalisco quedó empatado a dos goles, por lo que todo quedó listo para que el domingo 10 de junio de 1984, el Estadio Azteca fuera testigo de la llamada Final del Siglo.

Desde horas previas, el sur de la Ciudad de México se convirtió en una fiesta pintada mayormente en tonos azules y amarillos. La Calzada de Tlalpan era la vía principal por la que autos y camiones se dirigían a Santa Úrsula llenos de aficionados que presumían las banderas con ánimo triunfalista.

En el Coloso eran notables los ríos de gente por los pasillos y rampas. 114 mil 600 almas estaban preparadas para un partido histórico del futbol mexicano, así como memorable para los de Coapa.

Las cosas no empezaron del todo bien para los cremas. Armando Manzo se iba expulsado en el primer tiempo y dejaba a su equipo con 10. Por si fuera poco, Chivas pudo ponerse al frente en el marcador cuando el Snoopy Pérez se escapó sin marca hasta el área y Héctor Miguel Zelada tuvo que derribarlo aunque le costará la pena máxima en contra.

Eduardo Cisneros fue el encargado de patearlo. La tensión se apoderó del escenario y cuando el Vaquero pateó, Zelada adivinó en el lance, se quedó con la bola y la mandó lo más lejos posible.

Para el complemento vino la fiesta americanista. Eduardo Bacas abrió el marcador, Alfredo Tena encaminó el triunfo y Javier Aguirre sentenció todo. El título fue para América. El único Clásico Nacional en una final se quedó en el Nido y con ello, los Millonetas clavaron en Guadalajara una profunda espina que hasta hoy sigue vigente.

37 años pasaron desde entonces y América con el tiempo superó a Chivas en títulos. Un campeonato hace la diferencia entre ambos en estos momentos por lo que sin duda, la Final del Siglo marcó la diferencia de uno sobre el otro.