Quienes han tenido la oportunidad de tratar de cerca a Emilio Azcárraga siempre lo han descrito de la misma manera: es, sin duda, el aficionado más grande del Club América. El dueño y presidente de las Águilas vive cada partido con una pasión inigualable, siempre exigiendo el máximo y esperando únicamente el éxito. Es el máximo responsable de la mentalidad ganadora que impera en Coapa.

Recientemente, el patrón del americanismo protagonizó un emotivo encuentro que hizo vibrar las fibras más sensibles de la afición. Azcárraga se reunió con una de las leyendas más grandes en la historia del club, en un cocktail que dejó una foto memorable y, lo más importante, una declaración contundente que funciona como recordatorio y arenga para el plantel actual.

La foto de Emilio Azcárraga volviéndose a encontrar con Reinoso

La reunión de figuras se dio a conocer a través de las redes sociales de la leyenda en cuestión: el Maestro Carlos Reinoso. El chileno, ídolo como jugador y técnico, compartió una imagen al lado de Azcárraga mientras departían. Pero fue el texto que acompañó la fotografía lo que generó un impacto inmediato en el americanismo.

Reinoso sentenció: “Escuchar Hablar a Emilio con ese amor y pasión del Club América es un deleite y un honor para un servidor. Los Clásicos se ganan, no se platican”. Esta frase es el eco de la filosofía pura del Nido. La leyenda ratificó la pasión del dueño y al mismo tiempo lanzó un dardo directo al plantel sobre cómo deben encarar los partidos que definen el orgullo.

¿Cómo define Emilio Azcárraga la autoexigencia histórica en Coapa?

La reunión con Reinoso refuerza una idea que define la idiosincrasia del club. En múltiples ocasiones, jugadores y directivos han señalado a Emilio Azcárraga como el principal impulsor de la gran mentalidad que existe dentro del América: la de siempre buscar el campeonato.

Bajo su visión, cualquier resultado que no sea el título es considerado un fracaso. Azcárraga es descrito como la persona que más se molesta con las derrotas y el que más celebra las victorias. Para el América, tener a un dueño tan apasionado y autoexigente es un factor diferencial que lo obliga a realizar inversiones fuertes y a buscar siempre la grandeza.